Performance del Caminar de Fabiola Rayas Chávez
por Caroline Perrée
Fabiola Rayas Chávez nació en 1985 en Morelia, capital de Michoacán. La artista asocia pintura, fotografía y performance para dar cuenta de un tipo de violencia que no es sangrienta sino psicológica e incorporada, la violencia del trauma que se vive y que no se verbaliza. El cuerpo, la mujer y la memoria son los hilos conductores de su trabajo a través del cual se propone liberar aquello que ha sido callado, desde el secreto familiar hasta el drama colectivo. A contrapelo de la abundancia de imágenes de cuerpos mutilados difundidos en el México actual, la artista aborda el cuerpo de manera simbólica y metonímica, evocando así la violencia de la que el cuerpo es a la vez víctima y receptáculo. En su proyecto “¿De qué hablan las muñecas?” (2015), la artista plástica decide contar la vida de 13 mujeres de entre 22 y 85 años de edad mediante muñecas, estos objetos de transferencia son capaces de contar lo que estas mujeres tuvieron que ocultar. A modo de conversación y confidencia, la artista escudriña en las memorias mediante objetos familiares e íntimos con la finalidad de liberar la palabra en el espacio cerrado de la casa. Al pronunciar las palabras, el cuerpo se libera del peso que lo oprime, el trabajo de la artista consiste en recoger las palabras acalladas para representarlas. El talento de la artista estriba en hacer visible lo que el cuerpo y la memoria escondieron.
Intrigada por la recurrencia del secreto, secreto de familia o secreto de Estado, Fabiola Rayas se acerca a familiares de desaparecidos en el estado de Michoacán. Las desapariciones son vividas en silencio por los familiares, como si el mutismo del Estado se reprodujera en sus hogares. La artista repite el mecanismo que hace brotar la palabra salvadora: conversa con cada una de las madres en la intimidad protectora de sus casas donde se establece el trayecto que tendrá la marcha a partir del camino recorrido cotidianamente por el desaparecido, durante la marcha la madre llevará sus zapatos. Los zapatos son metonímicos del cuerpo desaparecido, la huella de sus pasos es lo único que queda. Esta caminata se efectúa en el espacio público donde la artista constata la ausencia del desaparecido ante la mirada de todos, al regresar a casa se libera la palabra, lo que permite asumir y reivindicar la desaparición. La artista presenta el “informe histórico” en la Web, que cartografía este tipo de acciones colectivas a través del trazado del camino, consultable en línea. Desde su comunidad hasta el espacio virtual, la presencia del desaparecido es visible para todo mundo, el trazado certifica su existencia, la foto de la familia y las palabras escritas son el testimonio de su búsqueda, son pruebas de que no lo olvidan.