Exposición
‘Me xä thokua ma hnini hu (Instantes eternos. Memorias de una comunidad)
Enclavado en los altos de la Sierra Norte de Veracruz, el municipio de Texcatepec destaca por ser un territorio predominantemente poblado por el grupo etnolingüístico otomí oriental. Si bien dicho enclave represente un unicum adentro de una región prevalentemente mestiza y nahua, su peculiaridad ha pasado sustancialmente desapercibida por la antropología mexicana, cuyo centro de interés se ha tradicionalmente encontrado en la cercana planicie huasteca. En este contexto, el trabajo de Jacques Galinier representa una notable excepción a la regla. Dirigido por Guy Stresser-Péan y en cuanto miembro de la Mission Archéologique et Ethnologique Française au Mexique (maefm), el etnólogo francés ha realizado dos estancias de campo (marzo-abril 1972 y febrero-marzo 1976) en la homónima cabecera municipal y en las comunidades aledañas, recolectando una gran cantidad de datos etnográficos que le permitieron sentar las bases para dos obras destinadas a volverse clásicos de la antropología: Pueblos de la Sierra Madre y La mitad del mundo.
Medio siglo después, el presente proyecto propone retomar el material fotográfico recolectado en ese entonces para devolverlo a la comunidad a través de una exposición fotográfica permanente para montar en las instalaciones de la presidencia municipal. El desarrollo del proyecto prevé una selección preliminar de los materiales a partir de las más de 40 fotografías tomadas por Galinier y hoy en día resguardadas en el Archivo Fotográfico del Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (cemca). Para tal fin, se tomarán particularmente en cuenta parámetros éticos, estéticos y de contundencia cultural: es decir, se escogerán imágenes que respeten las normas básicas del derecho a la privacidad, presenten una calidad adecuada a fines expositivos y representen momentos significativos de la vida cultural local (e.g., fiestas y celebraciones rituales colectivas) y/u ofrezcan un testimonio de los grandes cambios materiales y socioculturales ocurridos a lo largo de estos 50 años. En un segundo momento, se presentarán los materiales a la asamblea comunitaria de Texcatepec para someterlos a la discusión colectiva, operar (eventualmente) una segunda selección y concordar el título de cada foto, así como la misma configuración de la exposición.
El proyecto se fundamenta en la convicción que la imagen fotográfica constituya un valioso dispositivo de memoria, capaz de operar en varios niveles. Por un lado, esta involucra una evidente dimensión afectiva y emotiva, tanto a nivel individual como colectivo. Por otra parte, la antigüedad de las imágenes en cuestión les otorga la calidad de testimonios de un “mundo de antes” que queda vivo en la memoria de los adultos, pero totalmente desconocido para las nuevas generaciones. Pues, a lo largo de las últimas décadas el municipio de Texcatepec ha sido protagonista de algunos procesos histórico-sociales que han cambiado radicalmente tanto sus dinámicas sociales, culturales y económica, como su misma apariencia: la abertura de una brecha para el tránsito vehicular (1986), la llegada de la luz eléctrica (1989), las disputas para la tenencia de la tierra entre caciques mestizos y campesinos indígenas (1985-1992) y las imponentes olas migratorias hacia Estados Unidos (2000s) han llevado a una significativa redefinición de los espacios y de los sujetos, cambiando de facto el rostro del municipio. Frente a esta coyuntura histórica marcada por la irrupción de la modernidad y cada vez más orientada hacia lógicas transnacionales y transculturales, la imagen fotográfica ofrece un precioso anclaje identitario, una herramienta lato sensu “pedagógica” para las nuevas generaciones y un foco para repensar colectivamente las dinámicas culturales actuales.
A la luz de lo anterior, el objetivo general del presente proyecto es realizar un trabajo de devolución firmemente colaborativo, basado en el involucramiento y participación activa de la población local, y facilitado por el respaldo de las autoridades municipales. De tal forma se pretende no solamente cumplir con un compromiso ético realizando un acto debido, sino trazar un nuevo camino de colaboración entre mundo académico y comunidades locales, que pasa por una economía circular de la imagen y prácticas de retroalimentación bidireccionales.