Exposición
Bordear, una idea de frontera
*”Todos los límites son convenciones, esperando ser trascendidos. Uno puede trascender cualquier convención si primero es capaz de concebir hacerlo.”*
David Mitchell, Cloud Atlas, 2004.
Bordear tiene varias acepciones: se refiere a la acción de transitar por la orilla de algo o a la de sortear una dificultad. En ambas acciones, ya sea recorrer o rehuir, se condensa un término que encapsula la experiencia de la frontera. Esta exposición va mucho más allá del fenómeno arquetípico asociado a los límites políticos y sociales que “el borde” simboliza. Es una investigación de largo aliento que busca vislumbrar un panorama integral sobre cómo las condiciones particulares de las ciudades fronterizas influyen en el arte.
Aun en espacios marcados por el conflicto y las tensiones, el arte aparece como medio para problematizar, visibilizar y reflexionar críticamente. Por ello, este ejercicio se plantea como un mapeo concentrado, un sustrato compuesto por seis obras de seis artistas globales que invita a cuestionar la validez –o falta de ella– de la categorización del arte fronterizo o border art. Al mismo tiempo, esta propuesta busca ampliar el horizonte impuesto desde hace décadas por la etiqueta de “arte de frontera” asociada principalmente al espacio entre Estados Unidos y México, una clasificación que muchas veces encasilla y limita.
Existen muchas más fronteras por bordear. Sin embargo, las características políticas del vecino del norte han reforzado la prohibición a quienes no deberían transgredir esos límites. En este contexto se insiste en la frontera como una potencial zona liminal donde subsiste el comportamiento del tránsito: el sujeto que vive en ese flujo constante de idas y venidas, de cruces que, aunque naturales, se perciben como actos de transgresión por el hecho de franquear una línea entre dos países.
Es precisamente en la riqueza de lo liminal donde la convergencia entre instalación, video y fotografía permite abordar el concepto de frontera más allá de las espacialidades y geografías, presentado en esta muestra desde un conjunto que rehúye de lo monumental para pensar en otras escalas, en materiales blandos, en arquitecturas de la sobrevivencia. Esta noción de frontera va más allá, incide en la psique, los comportamientos y los cuerpos; contradictoriamente en una sociedad contemporánea que insiste en el desbordamiento, la reconfiguración y la decolonialidad, las políticas migratorias y de soberanía territorial impuestas en nombre del bienestar capitalista, político e incluso secular, se impostan como murallas impenetrables. Por eso la apuesta de estas obras es por la cercanía, el contacto, la memoria, el habitar.
Esta exposición es una invitación a replantear la noción de frontera que afecta a tantas personas bajo formas de guerra: ataques terroristas, trata de personas, defensas militares desproporcionadas, entre otros. Pero, ¿acaso no es también un lastre que todos deberíamos cargar? Todos somos parte de la frontera, ya sea por adscripción geopolítica o por las categorizaciones impuestas por el concepto de Estado-nación. Quizá sea momento de pensar en desfronterizar la frontera, en convertirla en parte de la cotidianidad para contravenir con empatía aquello que nos imponen, y así ser capaces de observar más allá del velo que la línea delimita: las vejaciones y opresiones que ésta esconde.
Bordear desde un enfoque interseccional nos permitirá desvanecer aquellas fronteras epistémicas y reconfigurar nuestra percepción de lo que significa el límite.
Anne Laure Amilhat Szary
Andrea Masala
Procu